Pablo Hasél: “Son tan fascistas que quieren controlar hasta nuestras emociones”
¿Cómo encajó la petición de Carlos Urquijo para que no permitieran su concierto en Bilbao?
-Tuve claro que desobedeceríamos en caso de que prohibieran el
concierto. Es injusto que quieran callarnos por decir cosas que les
molestan. Ante las injusticias es legítimo e imprescindible desobedecer.
¿Cómo valoró la condena por enaltecer a ETA o Al Qaeda?
-No hablé a favor de Al Qaeda y quedó demostrado en el juicio, otra
cosa es que inventen eso los medios de manipulación para criminalizarme.
Esa condena fue para intentar frenarme y aterrorizar también al resto. A
la vista está que no lo consiguieron.
¿Cree que sus letras enaltecen el terrorismo?
-No considero que sea terrorismo emplear la lucha armada por derechos
democráticos y siendo selectiva. Argumenté que lo que yo digo en mis
letras también lo dijeron Marx, Engels, Lenin o el Che, que defendieron
la necesidad de la violencia revolucionaria. Puse también el ejemplo de
los directores de cine,
¿los pueden detener por apología a la lucha
armada? Además, dije que no pueden pretender controlar nuestras
emociones, que si a mí mañana me asesinan, cualquiera es libre de
alegrarse. ¿No puedo alegrarme yo si un enemigo de nuestros intereses es
ejecutado? Pero son tan fascistas que quieren controlar hasta nuestras
emociones.
¿Dónde cree que debe estar el límite de la libertad de expresión?
-No es lo mismo hacer apología de la pederastia y que un explotador
reciba un castigo. El límite no nos lo deben poner quienes dejan a
familias en la calle mientras derrochan millones de dinero público en
guerras imperialistas o en una monarquía puesta a dedo por Franco.
¿Cree que sus canciones generan violencia?
-Ojalá generen la violencia revolucionaria que lo cambie todo. La
violencia revolucionaria es autodefensa ante la violencia del
capitalismo que no dudan en ejercer de múltiples formas. Soy realista: o
las armas las tienen los opresores o las tenemos los oprimidos. No
puede haber paz sin justicia social.
¿Qué pretende con sus letras?
-Crear conciencia para llevar a la acción que nos acerque a la revolución que lo cambie todo.
¿La condena ha cambiado en algo su trayectoria artística?
-Sí. Me ha hecho evolucionar como persona y como revolucionario. Eso
se ve reflejado en mis canciones. En el fondo les doy las gracias por
haberme puesto las pilas, tomándomelo más en serio, sabiendo que por
hacer canciones puedo acabar entre rejas.
¿Sufre muchas cancelaciones?
-Muchas. Numerosas salas se han negado a dejarme hacer un concierto
por lo que digo o por miedo a represalias del ayuntamiento.
Ayuntamientos me han prohibido tocar en sus fiestas y festivales que ya
me tenían casi contratado.
¿Le ha beneficiado artísticamente al darle publicidad?
-Esa publicidad solo sirve para hacer pensar, pero me cierra más
puertas. Ya no solo por los conciertos, donde se gana dinero, sino a la
hora de encontrar trabajo. Ahora soy más conocido que hace años y me
escucha más gente, pero tengo menos conciertos.
-¿Arrastrar una condena de dos años no hace que se replantee otra manera de actuar?
-Eso sería ceder a la represión. No he hecho nada malo, los malos son
ellos. Estoy orgulloso de incitar el odio a las injusticias, no lo
oculto y no tengo ningún complejo. Si son tan estúpidos como para
encerrarme, adelante. Yo lo pasaré mal, pero muchas personas abrirán los
ojos. Este no es un camino de rosas, yo soy un revolucionario y la
mayoría de revolucionarios acaban en prisión porque no te perdonan hacer
daño al régimen. Es el precio a pagar por luchar, no sólo con la
música.
¿Con la censura a artistas se está imponiendo un discurso único?
-Lleva siendo así desde el 39. Lo demuestra que haya concejales del
PP deseando tiros en la nuca a refugiados con total impunidad. Hay
libertad de expresión para decir lo que no les molesta demasiado.
Fuente: Deia
Fuente: Deia
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